José Manuel Escobar, artista profesional de la Escuela Superior de Bellas Artes de Trujillo, uno de los mayores referentes del Arte Naif en el Perú. Numerosas exposiciones colectivas en nuestro pais y el exterior.
Ha expuesto en México, Colombia, Bélgica, España, Polonia y Francia.
Con impecable record artístico, catorce años de trayectoria ininterrumpida. Mención Honrosa en el concurso de artes visuales “Pasaporte para un Artista”, convocado por la Embajada de Francia; ganador del proyecto “Dignarte”.
El estilo Naif, se caracteriza como un arte lleno de magia y fantasía que expresa dulzura, ingenuidad y belleza. Figuras románticas que juegan despreocupadas en un mundo de paz y tranquilidad, libres de todo tipo de contaminación exterior, son los motivos de sus obras que reflejan el mundo interior del artista, recuerdos que alimentan su universo que hoy expresa con plena seguridad reflejando en sus obras una composición cromática equilibrada.
«El bosque encantado», José Manuel Escobar.
A través de sus obras, José Manuel pareciera suscitar el deseo de cumplir una misión de fantasía con pruebas simbólicas que extrae de sus recuerdos, vivencias bucólicas que rememora desde su infancia e identidad cultural: las libélulas que se asemejan a los caballos, la luna y el sol personifican el amor; una mezcla de personajes míticos de los Mochek-Chimor y toda una magia en un vergel donde él es creador y testigo de esa convocatoria de ensueño sublime mágico Naif
Encontró en este estilo su identidad artística que le permite crear con originalidad su expresión plástica, en el que trata de explorar la ternura y los sentimientos más nobles del ser humano, aquellos sentimientos que quedan muy escondidos en cada ser y que perduran con el tiempo.
«Retrato naif», óleo de José Manuel Escobar.
Tanta falta hacen los sosiegos en la vida!. Las sociedades actuales nos ofrecen mucha violencia, indiferencia y discriminación por doquier. En un instante de la vida cotidiana, el ser humano requiere de ese sosiego para profundizarse en esa esencia sublime del ser, para reflexionar y luego retomar la vida con una actitud positiva, constructiva llena de energía y posibilidades sumando así una sociedad de esperanzas.